Prefacio
La figura del médico ha sufrido un cambio espectacular en los últimos años, pasando de un posicionamiento paternalista, heredado del fundamentalismo hipocrático, con amplia capacidad de decisión y confianza absoluta por parte del paciente que tiene su razón de ser en el principio ético de beneficencia, a un total absolutismo del principio de autonomía del paciente en donde el médico se convierte en ejecutor de programas de detección, diagnóstico y tratamiento que debe someter al paciente de forma entendible para que éste decida; pero careciendo de valor aquella máxima de que «para decidir hay que conocer y quien decide se responsabiliza» y que en muchas ocasiones, quizás en demasiadas, adquiriendo la responsabilidad de las consecuencias de esta decisión y convirtiéndose en el objetivo de muchos pacientes y medios de comunicación, que basándose en un falso entendimiento de la libertad de expresión elaboran juicios paralelos contra el profesional.
La SEGO está preocupada no sólo por el número de demandas que se producen sino porque ello repercute de forma negativa en la calidad de la asistencia, con la aparición de la denominada medicina defensiva
Ante ello ya desde hace unos años, pensamos que debíamos informar y formar a los médicos desde su inicio en la especialidad y por ello yo mismo imparto en los cursos nacionales de formación a residentes una ponencia sobre «Recomendaciones básicas y pautas de actuación ante una situación de riesgo jurídico»; en la que intento explicar a nuestros médicos internos y residentes los criterios más elementales de la prevención primaria y secundaria como son la elaboración cuidadosa y detallada de la historia clínica, de cómo debe realizarse la información y justificación de todas las decisiones que se tomen, la detección rápida de una situación de riesgo jurídico y la conducta que se debe seguir ante la misma.
Siempre termino con mi particular regla de las erres, explicando que ante un problema que el paciente considera culpable al médico, aquel pasa de la Resignación a la Reclamación y exige la Reparación de una forma Rápida, y el médico debe Reconocer si ha habido alguna negligencia, Responder a la misma y Resolver, es decir dar la cara, nunca esconderse ni mucho menos manipular los hechos.
El Profesor Lain Entralgo decía que «el médico debe poder justificar sus actuaciones ante el paciente, ante sus compañeros de profesión, pero especialmente ante su propia conciencia». En este mismo sentido I. Corine, presidenta de la Asociación de Defensa del Paciente en EEUU, afirma no conocer ningún caso de demanda en el que el médico haya reconocido su negligencia, si la ha habido, ni se haya disculpado si ha sido preciso. Consideramos que todos (sociedad en general, medios de comuni- cación, profesionales del derecho y de la medicina) tenemos que avanzar y trabajar juntos en el terreno para mejorar nuestro entendimiento, comprensión y evitar estas circunstancias tan desagradables de demandas,juicios, sentencias, etc.
En este sentido, felicito y agradezco a todos los autores de esta obra y principalmente a los coordinadores de la misma, Dres. Ernesto Fabre, Manuel Gallo y el Ilustre Letrado Ricardo de Lorenzo, por el magnífico trabajo realizado. Todos ellos conocen ampliamente el tema, los primeros con una gran experiencia como peritos en el área de conocimiento de la obstetricia y ginecología, y el letrado como una de las figuras más relevantes del Derecho Sanitario y desde esta perspectiva, aportan sus conocimientos y consejos en este magnífico libro que debe ser de gran utilidad para todos nosotros.
Muchas gracias por vuestro trabajo y mi felicitación en nombre de todos lo socios de la SEGO |