Para presentar al autor y su obra, será oportuno recordar lo que dijo de él el Dr. Enrique Müller, fallecido miembro de la Academia de Medicina de la Argentina. Lo dicho de El DIENTE SECRETO es válido para esta apasionante novela de la vida y milagros de Pierre Fauchard y de su época.Tarea grata ha sido ésta de ponerle prólogo a El Diente Secreto: una labor que de no ser por los antecedentes del autor hubiera podido imaginarse tediosa, se convirtió en un asombro constante.Digo de los antecedentes porque fuera de la actividad profesional estricta a Martínez lo conozco por haber sido director de revistas odontológicas y también cuentista; por haber sido invitado a paneles sobre comunicación en odontología en USA o en París y también por sus artículos de divulgación científica en los diarios; por haber dictado cursos de redacción científica y por haber traducido algunas docenas de libros.Y digo de un asombro constante porque el colega ha hilvanado en forma amena, sutil, y muchas veces satírica, historias de un número increíble de obras literarias de variedad estirpe y modalidad, con oportunos comentarios y contribuciones de la realidad odontológica actual basados sobre su experiencia profesional y literaria.Ojear minuciosamente estas páginas agrada: su afán de búsqueda nos lleva a acompañarlo para saber qué más ha descubierto sobre el tema. Y terminada la atrayente labor queda como una necesidad de ir a las fuentes de su información, seguramente fruto de muchos años de recorrer textos, recopilados y ordenarlos.Al odontólogo seguramente lo estimulará para hacer un examen retrospectivo de su tránsito por el ejercicio de su profesión (incluida una ironía con respecto del uso de dentista u odontólogo).Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.Tarea grata ha sido ésta de ponerle prólogo a El Diente Secreto: una labor que de no ser por los antecedentes del autor hubiera podido imaginarse tediosa, se convirtió en un asombro constante.Digo de los antecedentes porque fuera de la actividad profesional estricta a Martínez lo conozco por haber sido director de revistas odontológicas y también cuentista; por haber sido invitado a paneles sobre comunicación en odontología en USA o en París y también por sus artículos de divulgación científica en los diarios; por haber dictado cursos de redacción científica y por haber traducido algunas docenas de libros.Y digo de un asombro constante porque el colega ha hilvanado en forma amena, sutil, y muchas veces satírica, historias de un número increíble de obras literarias de variedad estirpe y modalidad, con oportunos comentarios y contribuciones de la realidad odontológica actual basados sobre su experiencia profesional y literaria.Ojear minuciosamente estas páginas agrada: su afán de búsqueda nos lleva a acompañarlo para saber qué más ha descubierto sobre el tema. Y terminada la atrayente labor queda como una necesidad de ir a las fuentes de su información, seguramente fruto de muchos años de recorrer textos, recopilados y ordenarlos.Al odontólogo seguramente lo estimulará para hacer un examen retrospectivo de su tránsito por el ejercicio de su profesión (incluida una ironía con respecto del uso de dentista u odontólogo).Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.Digo de los antecedentes porque fuera de la actividad profesional estricta a Martínez lo conozco por haber sido director de revistas odontológicas y también cuentista; por haber sido invitado a paneles sobre comunicación en odontología en USA o en París y también por sus artículos de divulgación científica en los diarios; por haber dictado cursos de redacción científica y por haber traducido algunas docenas de libros.Y digo de un asombro constante porque el colega ha hilvanado en forma amena, sutil, y muchas veces satírica, historias de un número increíble de obras literarias de variedad estirpe y modalidad, con oportunos comentarios y contribuciones de la realidad odontológica actual basados sobre su experiencia profesional y literaria.Ojear minuciosamente estas páginas agrada: su afán de búsqueda nos lleva a acompañarlo para saber qué más ha descubierto sobre el tema. Y terminada la atrayente labor queda como una necesidad de ir a las fuentes de su información, seguramente fruto de muchos años de recorrer textos, recopilados y ordenarlos.Al odontólogo seguramente lo estimulará para hacer un examen retrospectivo de su tránsito por el ejercicio de su profesión (incluida una ironía con respecto del uso de dentista u odontólogo).Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.Y digo de un asombro constante porque el colega ha hilvanado en forma amena, sutil, y muchas veces satírica, historias de un número increíble de obras literarias de variedad estirpe y modalidad, con oportunos comentarios y contribuciones de la realidad odontológica actual basados sobre su experiencia profesional y literaria.Ojear minuciosamente estas páginas agrada: su afán de búsqueda nos lleva a acompañarlo para saber qué más ha descubierto sobre el tema. Y terminada la atrayente labor queda como una necesidad de ir a las fuentes de su información, seguramente fruto de muchos años de recorrer textos, recopilados y ordenarlos.Al odontólogo seguramente lo estimulará para hacer un examen retrospectivo de su tránsito por el ejercicio de su profesión (incluida una ironía con respecto del uso de dentista u odontólogo).Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.ad hoc de un número increíble de obras literarias de variedad estirpe y modalidad, con oportunos comentarios y contribuciones de la realidad odontológica actual basados sobre su experiencia profesional y literaria.Ojear minuciosamente estas páginas agrada: su afán de búsqueda nos lleva a acompañarlo para saber qué más ha descubierto sobre el tema. Y terminada la atrayente labor queda como una necesidad de ir a las fuentes de su información, seguramente fruto de muchos años de recorrer textos, recopilados y ordenarlos.Al odontólogo seguramente lo estimulará para hacer un examen retrospectivo de su tránsito por el ejercicio de su profesión (incluida una ironía con respecto del uso de dentista u odontólogo).Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.Ojear minuciosamente estas páginas agrada: su afán de búsqueda nos lleva a acompañarlo para saber qué más ha descubierto sobre el tema. Y terminada la atrayente labor queda como una necesidad de ir a las fuentes de su información, seguramente fruto de muchos años de recorrer textos, recopilados y ordenarlos.Al odontólogo seguramente lo estimulará para hacer un examen retrospectivo de su tránsito por el ejercicio de su profesión (incluida una ironía con respecto del uso de dentista u odontólogo).Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.Al odontólogo seguramente lo estimulará para hacer un examen retrospectivo de su tránsito por el ejercicio de su profesión (incluida una ironía con respecto del uso de dentista u odontólogo).Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.Al lego le llegará todo lo que el autor ha encontrado sobre dientes en autores famosos, en su mayoría, y en algunos casi desconocidos. Es que ha puesto su otra condición de periodista al servicio de la claridad y de la comprensión universales.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.Todo, en fin, se justifica por la doble vocación del autor y permite augurarle un significativo éxito.
Tabla de contenidoCapítulo 1. Las puertas del cielo
Capítulo 2. Una chiquilla muy de París
Capítulo 3. París tiene dos caras
Capítulo 4. La extraña historia de la marquesita
Capítulo 5. El cielo alcanzado
Capítulo 6. La corrupción no toca el cielo
Capítulo intermedio (sólo para curiosos)
Capítulo 7. La estación de los amores
Capítulo 8. El paraíso prometido
Capítulo 9. Las curiosas aventuras de Jeanne
Capítulo 10. El dentista ahorcado
Capítulo 11. El dentista inocente
Capítulo 12. Donde se habla de las mujeres
Capítulo 13. París es un espectáculo (1746)
Capítulo 14. Perdurará